domingo, 14 de julio de 2013

La clase media en la historia. Entre la burguesía y el proletariado.

La Tercera Clase


Por: Rodolfo Hinostroza (escritor)

Ahora que hay un renacer del marxismo a escala mundial, que se expresa en las lecturas masivas del “Manifiesto Comunista”, uno de los best-sellers mundiales del año pasado, y de “El Capital” con su creciente tasa de ventas anuales, algunos sociólogos lo conectan con las protestas de Los Indignados del Medio Oriente. Europa, de Estados Unidos y ahora de Brasil, el gigante sudamericano. Y en efecto, si bien se mira hay una vinculación de ambos temas, pero de una manera heterodoxa que trataré de explicar.

Marx, en aplicación de la dialéctica hegeliana a la Historia, decreta que la clase social que ha derrocado al régimen feudal de los reyes es la Burguesía, la que ha producido a su vez a su clase social opuesta y complementaria, el Proletariado, llamado a reemplazarla por la fuerza de la Necesidad Histórica. Pero en su análisis omite el hecho de que la Burguesía realmente engendra a dos clases sociales, el Proletariado y la Clase Media, pero esta última es ninguneada por el filósofo alemán que la ve como el remedo de la burguesía, la huachafería de los funcionarios del Estado que intentan imitar a sus patronos, y de ningún modo una clase peligrosa, que podría arrebatar el Poder al proletariado. Lenin sí la ve como peligrosa y enemiga de la Revolución Proletaria, y por eso la niega y la persigue porque puede corromper a la clase obrera y desviarla de sus fines de clase, porque la lucha principal es contra la Burguesía y sus lacayos los clasemedieros. Es por eso que la Pequeña Burguesía, como se le llama despectivamente, desaparece en tanto que fuerza histórica singular y distinta, porque se le asimila a la Burguesía sin advertir su especificidad. Como la Lucha Principal enfrenta al Capital con el Trabajo, al Burgués propietario de los medios de producción, contra los desposeídos Obreros que solo cuentan con su fuerza de trabajo, se deja de lado a la Clase Media, y se le expulsa o desaparece de la sociedad. Así lo hace la Cuba de Fidel Castro que expulsa a Miami a todo un estamento social de al menos medio millón de sujetos, el mejor preparado, el más culto, el de mayor iniciativa laboral, el de más rápido crecimiento demográfico y social, que forma parte de la clase social más numerosa e influyente del mundo, y lo reemplaza por una incipiente Clase Media Estatal incompetente, corrupta y dependiente del poder central, que imita a la de los países del bloque comunista.

La Clase Fantasma, ninguneada por Marx y perseguida por Lenin es hoy la clase mayoritaria en los países industriales, superando ampliamente a la población obrera, y extendiéndose por todas las fronteras, porque es un ideal de ascenso social, de modo de vida, que atrae, como un imán, a todos los pobres del mundo. Es la mejor oferta social que se propone en el planeta, y por su crecimiento se mide el desarrollo del país. En el Perú, por ejemplo, se anuncia que la Clase Media se ha duplicado en los últimos cinco años, a causa del crecimiento económico que ha desplazado los índices de extrema pobreza hacia abajo, y ha impulsado el incremento de la Clase Media. El mismo fenómeno, pero en forma mucho más masiva y espectacular se da en el Brasil, que ha salido a protestar porque el gobierno no está satisfaciendo sus expectativas de clase, y está gobernando para los más ricos y para los más pobres, no para ella. Y en todas partes se ve el mismo fenómeno: en Estados Unidos, en España, en Grecia, en Portugal, en Egipto, en Túnez, en los Emiratos del Golfo. Ya no son los obreros los que llenan las calles: ahora es la Clase Media, que por primera vez está actuando en tanto que sí misma a lo largo y ancho de este mundo. Antes se trataba de casos aislados y esporádicos: Mayo del 68 en Francia, la Primavera de Praga, la Caída del Muro de Berlín, en los que la Clase Media había definido objetivos de Clase, distanciándose tanto de la burguesía como del proletariado, presentándose como una cosa nueva, como una alternativa fresca en medio de esas ideologías esclerosadas.

La existencia de clase precede a la conciencia de clase” enunciaba Karl Marx y eso es exactamente lo que está pasando: hay una enorme masa de personas que está existiendo como clasemediera, no como burguesa ni como proletaria, con sus propios reclamos de clase, porque ahora está ya madura para adquirir la conciencia de clase que le hacía tanta falta. Los clasemedieros ya dejaron de creer que ellos también pueden ser millonarios, y menos aún billonarios o trillonarios como los burgueses, que les parecen aberrantes con sus cifras fabulosas, infladas de decenas de ceros: ellos ya dejaron de soñar con pajaritos y ante todo no quieren que les quiten la casa de sus sueños por no terminarla de pagar, no quieren que los boten de la chamba o que los jubilen miserablemente, o que dejen sin trabajo a sus hijos preparados en universidades, o que no les dejen elegir libremente su preferencia sexual, que haya un futuro saludable para ellos y la enfermedad no los arruine, que los políticos no se roben la plata o la desperdicien en obras faraónicas…Es sintomático que en el país de Pelé se proteste contra los desmesurados costos del Campeonato Mundial de fútbol, porque aquí no se está oyendo la incondicional voz del pueblo, sino la voz juiciosa de la Clase Media.

Casi todas las protestas de esta clase son pacíficas: en Mayo ’68 ´, a pesar de las manifestaciones multitudinarias, del desorden masivo, solo hubo un muerto que lamentar, la de un estudiante que murió accidentalmente ahogado en un río. Porque el poder ya no está “en la punta del fusil” como dijo Lenin, sino en el desorden de la calle, salvo que se trate de una dictadura sangrienta como la de Siria y algunos países árabes poco respetuosos de los Derechos Humanos. La Clase Media suele ser pacifista antes que guerrera, aunque antaño haya sido la columna vertebral del Fascismo y del Nazismo: no olvidemos que los dirigentes nazis, Himmler, Goering, Heynrich, Hesse, el propio Hitler provenían de la burocracia alemana, de la pequeña burguesía avara y resentida que veía en el proletariado a su enemigo principal…. Y tampoco olvidemos que la extinta Nomenklatura Soviética que dirigía el país con mano de hierro, estaba compuesta por individuos de la Clase Media estatal creada por la Revolución Proletaria, ya que los proletarios no sabían dirigirse a sí mismos y necesitaban que la famosa Conciencia de Clase les viniera de afuera, como lo critica Herbert Marcuse en su libro “El Marxismo Soviético”.

Se trata pues de una verdadera resurrección del Marxismo lo que estamos viviendo en el mundo entero, pero esta vez conducida por una Clase Media que comienza a salir de su marasmo, y a comportarse como una clase social con conciencia de clase, con metas propias antes que usurpadas o imitadas, aunque todavía algo difusas. Sorprende que aún no se haya creado un Partido de la Clase Media que la reúna y organice, tal como los proletarios se organizaron en torno al poderoso Partido Comunista Internacional, que estuvo a punto de gobernar nuestro planeta entero. Ahora la lucha se plantea, cada vez con mayor claridad, entre una gigantesca clase media de alcance mundial, y un puñado de billonarios, apenas un 1% de la población, que detenta la mayor parte de las riquezas del globo. Quién cree usted que ganará?

Fuente: Revista Caretas N° 2291 (Perú). 11 de julio 2013. 

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